"Los periodistas también tenemos nuestros leones que cazar...nuestra arma principal es la pregunta" (Jorge Ramos -Periodista Hispano)
Hace rato no me sentaba a escribir ni "j" por falta de tiempo y porque cuando opté abrir este blog lo hice para que mis dedos lo hicieran solos, junto con mis pensamientos, con temas no sólo interesantes para mi, sino para los que me leen.
El pasado jueves, terminado el juego Panamá vs Túnez, mi colega Santos Cano decidió hacerle una pregunta al director técnico, Hernán Darío Gómez, en relación a la posición en la que quedó la selección terminado ese juego y su participación en Rusia 2018.
De inmediato, igual como una marea -no roja, sino negativa, las redes se inundaron de comentarios ofensivos y hasta amenazante contra mi colega Santos Cano; incluso con un "Non Grato" (Ave María); si fuéramos tan beligerantes con nuestros presidente, ministros y diputados fuéramos la democracia perfecta.
Conozco a Santos Cano desde hace años; incluso desde que era estudiante de Periodismo; desde ese momento le vi mucho talento para el periodismo deportivo y lo intenté fichar para formar parte de un proyecto que dirigía en ese momento.
Respeto todas las opiniones; lo que no comparto es la falta de respeto; pero, vayamos, al foco de esto, y el porqué se dio esta algarabía con Santos Cano.
Por un lado, el mismo periodismo no ha podido transmitir correctamente el rol que jugamos en la sociedad; de un tiempo hacia acá se ha dado un relajamiento con quienes ejercen la carrera y los que sin ejercicio aparecen ante las cámaras de televisión o detrás de un micrófono y ellos mismos se auto definen como "Comunicadores".
Al no darse un control (ojo, no hablo de leyes coercitivas), sino depuración y respeto por nosotros mismos surgen quienes distorsionan este “oficio de vivir”, como llamó el escritor Cesare Pavese;, un trabajo digno; tan digno que para mí es el mejor de la vida; porque te conviertes en el interlocutor y hacedor de la historia de un país; de una sociedad o de un individuo.
Cuando, me dicen que la pregunta de Santos fue imprudente; me auto interrogo y me digo ¿cuándo la prensa libre y sin compromisos no ha sido imprudente? ¿o es que a los que dictadores, o los criminales o a los corruptos les agrada que le pregunten por qué atropellan; encarcelan inocentes o roban a los contribuyentes?
Puedo comprender la molestia de los fanáticos; esa es una reacción propia de las masas; lo que no puede ocurrir es que esa carnicería la compartan colegas; pues a nosotros nos corresponden lo juicios racionales y la butaca lejana donde se ven todo con mejor perspectiva.
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| Juego mundialista Panamá vs Túnez |
Sin duda el periodismo está en crisis; porque la sociedad nuestra está igual; todo está sincronizado para refundarnos y volver a surgir desde el vientre; cuando las redes te humillan, ultrajan y hacen demonio a quien hizo su trabajo; me pregunto ¿debemos lamentarnos por qué la clase política hace juerga con todo lo que halla en el camino?; las masas recuerden no piensan, no escuchan ni se sienten con el derecho de disentir.
El otro día, Edwin Cabrera tocó otro nervio que puso a muchos a chillar; los aplausos al Magistrado Jerónimo Mejía, que se alela el Vaticano y los panameños le piden lo eleven a los altares. Correctamente como lo dijo el Profesor Cabrera, el Magistrado hace su trabajo y punto; por ello le pagamos con nuestro impuestos; así que dejemos la superficialidad.
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| Magistrado Jerónimo Mejía |
Santos Cano, comprendamos es una accidente que nos debe alertar por dónde andamos; el periodismo no es complacer ni aplaudir; por supuesto, debemos incomodar e intranquilizar a quienes se colocan en el lado contrario de las leyes.
La selección inició un camino, con honores, sin embargo, hubo muchos errores; es hora entonces no de juzgar a un periodista sino exigir al gobierno, por medio de Pandeportes; a la Federación Panameña de Fútbol (FEPAFUT) alejarse del pensamiento cercano a los bolsillos. Es tiempo de pensar en el futuro de los nuevos futbolistas y de los mismos jugadores que deben aprender que si se va a un mundial; más allá de la alegría hay que ponerse los pantalones largos para mostrar que nos merecemos el boleto.
