“Nadie puede beber agua de un espejismo” / Han Shan
Inicio por una conversación sostenida, esta semana, con mi colega y amigo, Betserai Richards, sobre el tema de la Campaña #NOALAREELECCION; donde platicamos en contra punto y ambos expresamos nuestras interpretaciones sobre este hecho que se ha convertido en “lo viral del momento”.
Pese a esto, en lo que no podemos caer es en las trampas de los “ungidos” y videntes que ahora descubrieron lo mal que está nuestra democracia y todo lo atribuyen a la reelección de los Diputados de la Asamblea Nacional.
El problema, tal como lo escribí en un twitter, no está en la forma, sino en el fondo; ¿qué quiero decir con esto?; como diría unos de los personajes del desaparecido comediante mexicano, Roberto Gómez Bolaños (alias Chespirito, alias Chavo del 8), “no nos hagamos tarugos”. Si estos señores diputados están en sus curules es porque votaron por ellos; ninguno llegó tele transportado.
Montar la campaña #NOALAREELECCION, con el fin de que un determinado número de diputados no sean reelectos, es un derecho; sin embargo, tratar de convencernos que eso va a terminar con la corrupción y desmanes de la planilla 080 y las partidas circuitales no sólo es ingenuo, sino ser cómplices de una mentira; que sospecho tiene raíces profundas.
Me disculpan, pero no podemos actuar como rebaño; analicemos la fiebre ¿dónde está?; por supuesto, no en la sábana; a nuestro Órgano Legislativo ha llegado cada espécimen peor que el anterior; hay quienes fueron electos por primera vez, en el 2014, y muestran tantos o mayores vicios que aquellos repetidos por 10, 15 y 20 años.
Contrario, por ese mismo Palacio Justo Arosemena (fuera familia de ese insigne hombre pediría que borraran su nombre de tan ignominioso lugar), han transitado figuras de alto perfil; con un actuación de 10, nos caigan bien o no; a mi mente vienen nombres como el desaparecido, Víctor Méndez Fábrega; Teresita Yániz de Arias; Oydén Ortega Durán; Andrés Vega; entre otros. De seguro pocos los recuerdan, porque no eran más de lo mismo; es decir, con las mismas reglas surgieron y fueron diferenciadores.
Lo que sí pasa sin duda es que los nuevos, esos que piden a gritos, los defensores de la #NOALAREELECION, volverán a repetir las mismas trampas, porque el sistema tal y como está diseñado está hecho para que los pecadores sean tentados y caigan en el pecado original.
Lo que todos debemos exigir a los candidatos (no importa cuál sea el cargo), cuando toquen nuestras puertas, es interrogarlos; el que nos llegue con regalos no debemos dejarlos pasar; ese es el precio que le ponen al futuro nuestro y al de nuestros hijos.
Quien te pida el voto tiene que estar alineado a hacer reformas sustanciales a nuestra Constitución (bastante manoseada); cambios que nos exorcicen de todo aquello que sabemos está chueco; ejemplo; Diputados que tienen por sí derecho a abrir su boca y dejar salir lo que quieran sin responsabilidad alguna y muchas otras maledicencias que han destruido nuestro sistema.
Ojo, no sólo los diputados son los malos de esta película; hay además de políticos, dirigentes, empresarios y sociedad civil que ha aprendido a hacer del juega vivo una fórmula simple y cómoda de vivir; encima nos monta cada show y muchos caen redonditos, sobre todo ahora con las redes sociales.
Entonces, antes de oír cantos de sirenas debemos empuñar, como dice otro colega, Edwin Cabrera, antorchas, pero de votos y elegir bien en el 2019; antes de pedir más subsidios pidamos compromisos terrenales de cambios que nos aseguren refundar esta nación; porque, aunque usted no lo crea, estamos casi-casi, en la etapa de penaltys; un gol más y nos hundimos como muchos vecinos de la región.
