Mas empecé a ver que en todas las casas
estaban la Envidia, la Saña, la Ira,
y en todos los rostros ardían las brasas
de odio, de lujuria, de infamia y mentira.
Hermanos a hermanos hacían la guerra,
perdían los débiles, ganaban los malos,
hembra y macho eran como perro y perra.. (Los Motivos del Lobo / Rubén Darío)
He
visitado Nicaragua, la tierra de los volcanes y los lagos, en dos ocasiones; a
mediados de los 90’ y a mediados del 2,009; en ambas ocasiones mientras me quedaba
solo pensaba en todo lo vivido por este pueblo; una terremoto devastador en los
años 70, la cruenta dictadura de la familia Somoza; la Revolución Sandinista;
la lucha posterior con los Contras y lo que muchos mencionan como la decepción
de los Gobernantes que ha tenido, sin dejar de excluir a los del Frente Sandinista
para la Liberación Nacional.
Mientras
me cruzaban todos estos pensamientos triste se escurría, una luz, y es que también es la tierra del gran poeta Rubén Darío y de otros más
cercanos como el escritor Sergio Ramírez.
De
Ramírez leí Adiós Muchachos (1999), al
terminar su libro lleno de anécdotas y registros históricos no me quedó duda como
una lucha por la justicia social, la libertad y el sueño de renacer como nación
se convirtió en una verdadera utopía.
“La madrugada del 26 de febrero, cuando Daniel reconoció la derrota electoral en el discurso más memorable de su vida dijo que habíamos nacidos pobres y volvíamos a las calles pobres…Se dio una transferencia apresurada y caótica de edificios, empresas, haciendas, participación de acciones a manos de terceros que quedaban en custodia de esos bienes para pasarlos luego al FSLN, que terminó recibiendo nada” Sergio Ramírez (Adiós Muchachos)
Cuento
esto para comprender el punto en que se encuentra, hoy, Nicaragua; tras el
triunfo de la fórmula de Daniel Ortega y su esposa, como Vicepresidenta, en
unas elecciones manipuladas y sin adversario; allí, empezó a fraguarse de nuevo el
volcán de decepciones, represión y angustia; pasados 48 años del fin de la
dictadura de los Somoza a manos de los Sandinistas; uno de sus hijos, Daniel
Ortega, ahora, acompañado de Rosario Murillo (esposa), repiten la historia en
espiral con muertes, persecución y violación de los derechos humanos. Es decir,
la libertad, ya casi inexistente, es aplastada.
Daniel Ortega y su esposa (actual vicepresidenta) |
A
diferencia de los años 70, en que nuestros padres veían a destiempo los
horrores de los Somoza, hoy, la tecnología nos mantiene casi en tiempo real vídeos,
fotos y reportes de los desmanes causados por el gobierno de Ortega- Murillo;
suspiros que ansiamos sean los estertores del fin de esta nueva dictadura.
La
reforma a la seguridad social, un incremento a la edad de jubilación, fue la
nota grave que despertó a los ciudadanos nicaragüenses que el
camino andado no era el correcto; no era eso por lo que sus padres, abuelos y
unos jóvenes hace más de 50 años habían muerto o sufrido la represión de
Anastasio Somoza.
Una
incomodidad llevó a otra y todos comprendieron que la ilegitimidad de sus
gobernantes debía acabar y tras echar por tierra las reformas a la seguridad
social vino el pedido al presidente Daniel Ortega que abandoné el poder; van
dos meses y medio donde la lucha no ha cesado; lo triste es que suman 350
muertos; cientos de desaparecidos y miles de heridos.
Un
bastión de lucha, como Masaya, hoy está asediada por las fuerzas militares y, al
momento de este escrito, se registran 2 muertos; el opresor, el lobo (no el que narró Darío, en su poema, Los
Motivos del Lobo) asecha a todo el que lo quiere desplazar.
Los
hermanos Nicas no van a desmayar; saben el precio de la lucha; es triste saber
que si antes murieron miles por recuperar la libertad; hoy, no será distinto.
Entonces
¿qué hace falta?, falta que los gobernantes de Latinoamérica (con excepción de
Nicolás Maduro) actúen ya; no mañana; más allá de los comunicados deben darse
medidas que digan ¡No más muertes, no más represión!; aislar no es lo
conveniente, eso es lo que busca el dictador; hay que acorralar al lobo asesino
y obligarlo a salir.
Si
algo no soporta este y todos los dictadores es que le tapen sus madrigueras,
sus lujos y vida de reyes; si ese es el camino es urgente hacerlo; mañana puede
ser tarde.