jueves, 27 de septiembre de 2018

EN TIEMPOS DE CRISIS DEL PERIODISMO PARTIÓ EL GARZO MAYOR





(Las Piletas de las Garzas de Wilfi Jiménez)

 “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”. Ryszard Kapuscinski




Wilfi recibió en 2015 la Llave de la Ciudad de Panamá

Conocí a Wilfi (alias el Garzo Mayor), cuyo nombre real era Alfredo Jiménez Vélez, en la redacción del Semanario Quiubo para mi práctica profesional; no puedo negarlo, tenía los vicios de quien emigra de las aulas de clases y se enfrenta al mundo del ejercicio real de la profesión que había elegido.

Caricaturistas Hispanos reconocen su trabajo
Entrar al espacio de Wlifi no era fácil, y tenía que ser así, porque fue un hombre investido de creatividad pura y penetrar esos rincones requiere de muchas habilidades y paciencia. 
Anécdotas tengo un montón, pero otro día me sentaré a escribirlas; la única que relato, en este momento, es aquella en que me dijo: "tu trabajo va para la portada del Semanario". En ese momento, me sentí feliz, mi primer trabajo como practicante y en la portada. El trabajo era sobre las penurias en la antigua Cárcel Modelo.
Luego me dice  Herasto Reyes (qepd) ¿Jorgito, por qué no le preguntas a Wilfi qué le pareció tu trabajo?. De bien mandado fui y la respuesta del Garzo fue épica: " Estuvo bien.. cuando te aplauda estarás en el New York Times”. Ese era Wilfi.
De allí en adelante, comprendí que su nivel de exigencia era proporcional a las personas con que le gustaba trabajar. 

El hijo más amado por el Garzo Wilfi
A través del tiempo descubrí  que además de periodista también fue publicista; productor de programas de entretenimiento; aviador; diseñador; compositor; en fin, era todo aquello que la creatividad y la inspiración emanada del cielo nos puede brindar.
A mí me tocó conocerlo en varias etapas de su creatividad; cuando lo veía detrás de una Mac era como si viéramos a un joven de 20 años y toda esa inquietud lo llevaba a explorar y aventurarse a hechos adelantados para su tiempo.
Wilfi, estuvo detrás del primer diario en color en el país, y lo llamó Hoy, fue un tabloide cuya sede estaba en Chiriquí y era de circulación nacional.
Allí no se detuvo su afán por crear, años después transformó a su hijo más querido, Quiubo, en una semanario revista donde presentó trabajos investigativos narrados de una manera coloquial, y en la que trataba de mostrar una cara distinta de hacer Periodismo.
Transcurría, el año 1992, cuando su mente creativa revive, en TVN, el Noticiero Matutino; lo llamó TV-Desayuno, otra revolución para su momento; era una revista informativa en la que los presentadores (Alfonso Fraguela y Marisol Velasco) experimentaban una forma novedosa de hacer Periodismo Televisivo.
Hoy, el primer diario en colores e impreso en Chiriquí
Recuerdo que los presentadores se volteaban a mirar el  monitor y entrevistar a la fuente, a través de una unidad móvil, en forma natural; en ese mismo espacio apareció un personaje que llegó para quedarse, les hablo de Andrés Poveda, el Hombre del Tiempo, que con humor y sátira presentaba el estado del clima en el país.
Como muchos hombres visionarios, el maestro Wilfi fue criticado injustamente; otros con claros signos de envidia, que corroe al mediocre, intentaron reducir su visión futurista del Periodismo. Hoy, la televisión es mucho de lo que hizo Wilfi en los años 90; es decir, el tiempo le dio la razón.
Aunque la juventud lo desconoce, Alfredo Jiménez fue uno de los grandes impulsores del Colegio Nacional de Periodista (CONAPE), se alejó cuando comprendió que se no se impulsaba lo que aspiraba para el crecimiento del Periodista; años más tarde, decidió ser propulsor del Fórum de Periodistas. Un día, recuerdo me contó, que este gremio empezaba a tomar un giro no esperado y decidió distanciarse.
Wilfi era vertical y no negociaba la realidad, no importa si eran militares o civiles los que estaban en el poder; a diferencias de otros no coqueteaba con nadie para ganar favores; porque sabía que la labor del verdadero comunicador es narrar hechos no acomodarlos ni maquillarlos.

Pasaron los años, el maestro enfermó y enfrentó situaciones duras, pero, siguió de pie; lo vi envejecer, pero agradezco a Dios, haber tenido la oportunidad de darle las gracias por hacer de mi, uno de sus discípulos.
En el año 2015, recibí la llamada de una persona especial para él y que me dijo: Jorge Luis, Wilfi quiere que lo acompañes a recibir el premio que le va a otorgar el alcalde capitalino, José Isabel Blandón. No dudé ni un segundo y fui con ellos a esta actividad.
No puedo negarlo que me alegré al verlo y saber que no sólo el Alcalde Blandón, sino caricaturistas hispanos (muchos sólo llegaron a este suelo para ello) reconocieron su aporte a la caricatura latinoamericana. Wilfi merecía eso y mucho más.

En la madrugada, del miércoles 26 de septiembre, sus ojos se cerraron para la eternidad y cuando recibí la noticia, fue un golpe que me sacó el aire. A mi mente vinieron muchos recuerdos, pero sobre todo me dije a mi mismo: “Se fue un gran hombre, un maestro y un gran Periodista”.
Hoy, cuando nuestro Periodismo Nacional está en crisis y muchos olvidan que nuestro oficio es uno y no otro; cuando muchos no saben la diferencia entre hacer noticia e interpretarla hacen falta más directores y maestros como Wilfi, que nos dio las coordenadas para ejercer esta profesión de manera correcta y sin negociar con el poder. Gracias Wilfi, gracias Maestro, espero no decepcionar la misión aprendida de un verdadero Líder.



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