domingo, 17 de septiembre de 2017

UN SUEÑO ROBADO QUE AHORA TODOS DEBEMOS PAGAR

Había una vez un grupo de funcionarios que con el ingenio, de los mejores gánsters, se reunieron y decidieron por un decreto no entregarle a los trabajadores panameños, por 11 años (1972 -1983), el dinero destinado al pago de la segunda partida del XIII.
Jubilados se mantuvieron a la espera de esta devolución

El objetivo de la infamia era permitirle a todos contar con un dinero reservado, por la Caja de Seguro Social (CSS), para adquirir su vivienda cuando así lo decidieran. 

Si lo vemos así era un plan "populista" y con una pobre visión de rentabilidad, pero con ese tinte solidario comprensible en un país como el nuestro, donde siempre la disparidad ha estado como la nota alta del pentagrama y adquirir una vivienda ha sido y es una odisea.
El final de este cuento, no fue feliz como los hechos por los hermanos Grimm; este tuvo un cierre propio de una mente macabra; es y será uno de los mayores robos de la historia y que marcó un antes y después de la confianza de los panameños y de la institución más solidaria del país: CSS.

Ahora, 45 años después, después de varios muertos, heridos e ilusiones rotas, el gobierno panameñista, presidido por Juan Carlos Varela, y los diputados (en otro gesto populista), aprobaron devolver ese dinero descontado por 11 años y cuyo único fin fue convertir a funcionarios en ladrones; en ricos a unos corruptos que hoy se pavonean, tanto ellos como sus hijos, por nuestras calles como si aquí no hubiera pasado nada,

Este cuento lo escuché, el pasado viernes 15 de septiembre, en Radio Panamá, de la voz del abogado, Olmedo Arrocha, funcionario del MEF, cuando, en forma muy correcta, hizo una explicación dónde inició esta historia y como, de acuerdo, a él se "hace justicia"; lo que me cabe recordarle es que la Justicia sólo cumple su cometido cuando quien la infringe expía su culpa.

Aunque era niño en aquellos años, me gusta mucho la historia y al leer sobre este latrocinio (robo descarado) lo que reconstruyo en mi memoria es que aquellos responsables no subieron ni bajaron escaleras; no fueron exhibidos como focas y lo más importante es que todos son, hoy, "gente de bien"; sus hijos no sienten vergüenza y lanzan todo tipo de juicios sin mirar el pasado de sus progenitores.

Voy, directo a la yugular; no demos más vuelta; el señor Abraham Saied, por allí escribió, una columna, en La Prensa, donde se exime de toda responsabilidad; y sus descendientes, ahora, son entrevistados y hablan de corrupción sin ningún tipo de tapujo.

El perdón es imperativo, como dijo el Papa Francisco, en Colombia; lo que no puede ocurrir es el descaro y que ahora, muchos que ni pensábamos cotizar, vamos a pagar con nuestros impuestos, la riqueza de esta familia Saied y muchas otras más que ahora andan por las calles como si aquí no hubiera pasado nada.

El gesto de devolución me parece aunque populista, Justo; al final, muchos de los muertos, sus familiares, los que son jubilados y
los que están por jubilarse, lo merecían y merecen.

El proyecto 504, aprobado en tercer debate por los diputados, obligará al gobierno nacional devolver cerca de 366 millones de dólares, a través de bonos conocidos como Certificados de Pago Negociable (CEPADEM), a un total de 600 mil panameños, entre familiares de trabajadores fallecidos, personas jubilados y colaboradores activos que están por jubilarse; en el caso de las personas muertas se determinó que no habrá juicio de sucesión.

Un punto que me parece riesgoso es que estos bonos se pagarán con el dinero de los actos de corrupción del gobierno anterior; lo interesante es que hasta ahora no ha habido juicio y quién dice que resultarán responsables. Mi pregunta es ¿por qué no se investiga y se da con los responsables que usaron el sueño de todo un país para hacerse ricos?; no soy abogado, pero me incomoda saber que ellos y sus descendientes andan con la impunidad en el rostro y ni bostezan. Ahora mi generación y la que le sigue deberán pagar sus buenas vidas.


Creo que al final, estos bonos lo pagaremos todos con nuestros impuestos; yo, ni usted, ni nuestros padres (fallecidos en mi caso); se robaron un centavo, pero, les arrebataron su dinero con una premisa falsa que resultó ser el mayor engaño que hemos vivido.

Fin de la historia y sigamos, como dice mi amigo Edwin Cabrera en Congolandia, donde los vivos ríen y los tontos debemos pagar sus robos y payasadas.


Si les interesa leer este proyecto 504, este es el link: http://www.asamblea.gob.pa/proyley/2017_P_504.pdf

Artículo en La Prensa de Abraham Saied / http://impresa.prensa.com/opinion/verdad-programa-viviendas-Seguro-Social_0_1521597989.html  (esta es su versión)

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