martes, 5 de septiembre de 2017

CUANDO LO JUSTO SE CONVIERTE EN ILEGÍTIMO


(cortesía Nex Noticias)

finales de junio dos docentes de áreas de difícil acceso fallecieron, al caer a un precipicio, en Buena Vista de Ratón en Alto Chami, comarca Ngäbe-Buglé. Dos vidas perdidas y cuyo vacío de seguro hoy extrañan sus familiares y los alumnos a quienes impartían clases.

Sus muertes generaron, desde ese momento, molestia por parte de sus compañeros por la falta, según ellos, de un seguro que los cubriera de este tipo de eventos trágicos.


Para nadie es un secreto que quienes aceptan estos nombramientos tienen en sí el llamado más rico del apóstol de la educación, apostolado que el maestro de maestros; el poeta de poetas, José Martí, describe así:
"Educar es depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar al hombre para la vida".


Cada una de las dificultades a enfrentar, más que un reto se convierte en la cuenca de un rosario lleno de oraciones y recompensas; recompensas, porque al ver a uno de la familia continuar, en un nivel medio y superior, es parte del triunfo de ellos mismos.

Docentes de áreas de difícil acceso se movilizan
Esto que les cuento sucedió hace exactamente hace 2 meses; los primeros días, existió una solidaridad total; restarle importancia es ser egoísta, porque dos vidas se perdieron y había que darle una respuesta a sus familias y a sus compañeros que comparten situaciones iguales.

Haber hecho un alto en la jornada; guardar luto por los dos amigos, los dos colegas que se fueron; mantener la bandera a media asta era entendible; hacer carteles con demandas de mejores caminos; un seguro que corresponda al riesgo que enfrentan es aceptable. Sin embargo, el dolor digno fue manipulado y convertido en horas, días, semanas y meses para que estas muertes fueran olvidadas y se cediera el paso a la indignación a la falta de asistencia a clases en esta comunidad apartada.

He seguido semana a semana esta paralización, las protestas en las calles (en la que se ha registrado enfrentamiento con unidades de la policía) y en la que se han reunido con la Ministra de Educación y otras autoridades del lugar.

Poco a poco, la ausencia dentro del aula de clases de los niños y adolescentes, de los centros escolares, hacen que aquel reclamo se debilite a lo externo; para el grupo originario es cruel por donde lo veamos. Es la población donde la pobreza alcanza niveles que golpean el crecimiento de la metrópolis (50 de c/100 personas son pobres en las áreas rurales); su capacidad a los servicios es infame; no cuentan con carreteras y el analfabetismo roza los porcentajes de 80% y tanto de personas.

Con este panorama, la paralización de los docentes de áreas difícil pierde no solo credibilidad; se debilita y se convierte en un insulto para quienes se deben: los estudiantes.

Lo peor ya se cocinó hace como dos semanas; de los labios de la propia ministra de Educación, Marcela Paredes de Vásquez, escuché, que los estudiantes de esta área habían perdido el año escolar. Si nuestra educación en la capital y las principales provincias tiene deficiencias y los alumnos se gradúan con lagunas educativas; en estos sectores la brecha es mayor y perder el año académico es como condenar a un inocente a cadena perpetua; es decir, el futuro se lo anulan y se lo devoran quienes deben entrenarlos para que venzan el círculo de la ignorancia y por rebote el de la pobreza.

Lo temerario de estos dirigentes (a lo que escuchamos rasgarse las vestiduras por los descamisados y solidarios en palabras con las exigencias de los originarios) es que pretendían ir más lejos. Hace dos semanas intentaron llamar a un paralización general de la Educación. Por fortuna, se impuso la razón del Educador decente; del que comprende la estrofa del Himno del Maestro que reza así:

"El combate que mancha la tierra
no es el campo de su heroicidad,
es la escuela su campo de guerray su espada mejor la Verdad"



Me pregunto de nuevo son estos dirigentes populistas quienes abogan por un Panamá equitativo, pero a la hora de actuar parece que su lucha fuera a favor de los "ricos" y poderosos; ¿para quiénes trabajan?, dejo la pregunta abierta.

Este martes, 05 de septiembre, es decir cuando se entra al tercer mes sin dar clases, pero cobrando, vuelvo a ver un dirigente (vídeo superior), retar a una Ministra carente de liderazgo y a un gobierno, cuya brújula no termina de orientarse, que su lucha es justa y tiene respaldo.
Ministra de Educación Marcela Paredes de Vásquez

Este educador si le quedara un gramo de concienciación y apostolado comprendería que su batalla gremial perdió legitimidad hace rato. El descaro se dibuja en su rostro; ni él mismo recuerda que hubo dos maestros que perdieron sus vidas y no dudo que rechazarían lo actuado por estos representantes.
En el camino no puedo olvidar las palabras de la ministra cuando sentenció: "el año no hay manera de recuperarlo".
Perder un año lectivo es es perder parte del futuro inmediato y quedar excluido del sistema educativo por quienes dicen defender la Educación y no hacen más que defender sus intereses personales.




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