Es
más que un secreto a voces que los dirigentes sindicales, por años, han
recibido fondos para la formación sindical, lo que es el 5% del total del
recaudo del Impuesto al Seguro Educativo y muchos han solicitado, en un mundo
donde todos reclaman transparencia, un informe que diga ¿Cómo se ha gastado ese
dinero?
Similar
a otras latitudes de la región tenemos dirigentes que se eternizan – hasta
convertirse en fósiles vivientes- frente a las organizaciones o la traspasan a
sus delfines cuando la fuerzas lo traicionan para que hagan lo propio.
Recientemente
el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral -Mitradel- informó que existen en
el país 55 sindicatos y 12 federaciones sindicales. Solo los educadores
cuentan, al día de hoy, con 21 organizaciones y, como se los mencioné en un
trabajo anterior, en 1990 sólo existían máximo cinco. La pregunta es ¿Por qué
el incremento? Más adelante les doy una de las teorías.
El
sindicalismo da sus primeros pasos en 1920 y para 1940, la Constitución del
país recoge el derecho a la creación de sindicatos y es 1970. con el Código de
Trabajo. que se da un marco regulatorio a la formación de sindicatos. Lo que es
cuestionable, a las muchas autoridades que han pasado por el Mitradel – antiguo
Ministerio de Trabajo y Bienestar Social- es la falta de supervisión de estas
organizaciones de trabajadores y tal vez, lo más importante el dinero que se
les destina del Seguro Educativo.
En
2009, la entonces Ministra de trabajo, Alma Cortés, dijo – al diario El Panamá
América – que los sindicatos habían recibido 5 millones de dólares; y lo que le
inquietaba es que no había una información clara de qué se hacía con ese
dinero. Aún fue más lejos y dijo que a su despacho llegaban montos por 20 y 30
mil dólares sin ningún tipo de informe,
El
Mitradel, a cargo de Jackeline Muñoz, anunció que se abrió una investigación
por el uso de cinco millones de dólares por presuntas irregularidades. Más
allá, este año se anunció que los sindicatos han recibido hasta 14 millones de
dólares.
Desde
niño aprendí el valor del sindicalismo; de quien lo aprendí siempre tuvo claridad
que son movimientos necesarios pero no pueden convertirse en Monarquías, ni en
puestos desde donde se trata de crear
organizaciones al estilo de Jimmy Hoffa, que demostró hasta dónde puede llegar
un sindicalismo dirigido con fines que no propiamente laborales ni
reivindicativos; tampoco están para manipular la destrucción de sus puestos de
empleos- como pasó con las bananeras. Seamos vigilantes y no seamos utilizados
por la premisa ¡un trabajador unido! ¡jamás será vencido!




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