Salgo
de mis días revueltos, entrevista a médicos especialistas para orientar, un
mandamiento de los periodistas, el compromiso que tenemos de orientar e
informar, en este caso sobre salud. Nuestro país tiene un sistema reactivo
cuando debe ser más preventivo.
Estoy,
en un intervalo en mis funciones matutinas, pero en las tardes, estoy con el
equipo de Cinco a las Cinco en una mesa donde buscamos relajarnos sin dejar
diariamente de informar e interpretar esos hechos que nos marcan tanto a nivel
nacional e internacional.
Crecí en un hogar donde
la Educación no era la entrada de las comidas ni el postre, era el único plato
que mis padres comprendieron nos podían heredar para que pudiéramos enfrentar
los retos del presente y el futuro.
Desde hace un mes y no sé
cuántos días, un grupo de docentes eligieron abandonar las aulas de clases para
protestar en las calles solicitando la derogatoria de la Ley 462, que regula la
Caja de Seguro Social, en la parte financiera y de salud. En las cuadras que
recorrían fueron agregando elementos como la apertura o no de la mina; el
Memorando de Entendimiento, con los Estados Unidos, el número 23 o 25, y la
utilización de Río Indio.
Este último punto es
importante, porque para nadie es irreal la falta de agua que hizo, en la
estación seca acrecentada por el fenómeno de El Niño, los barcos que transitan
y que no dejaron de transitar, pero cuelga decirlo con demoras.
Sin embargo, lo más
importante, la decisión de Río Indio permitirá, junto a otras decisiones que se
deben tomar mejorar la distribución del agua en el país.
Abandonar los colegios es como si un capitán decidiera, en medio de la bravura del mar, dejar a su tripulación a la deriva; como dijo un guión hollywodense “todo poder conlleva una gran responsabilidad”.
En este momento, que
escribo esta nota suman 35 días que un grupo de docentes, liderados por
dirigentes que le calentaron las orejas para que se metieran en una lucha sin
un propósito academicista ni de nada vinculado con la transformación de los
planes de la educación y menos para que ellos sean evaluados como sucede en
cualesquiera trabajo que uno esté involucrado, no saben como salirse del laberinto
en que se metieron.Terminó el primer
trimestre, este 13 de junio, y lo lamentable fue que los jóvenes de Premedia y
Media no alcanzaron ni una cuarto de ese ciclo; a esto le sumamos la
paralización obligatoria de la pandemia, y la paralización irracional del 2023
y como remate de chilena los casi 80 años de atraso de un sistema que fue
secuestrado para asegurar el atraso de quienes no tienen más alternativa que
acudir al sistema público de educación.
Imposible recuperar los días perdidos en
educación; si hoy, los educadores vuelven no existe manera para que el mes y
tanto pueda compensarse. En el pasado se ha alargado el año y lo que se ve es a
niños y jóvenes deambular desde tempranas horas. No hay sábados para ganarle tiempo
al tiempo.
Una alta responsabilidad la coloco en los padres, acudientes, cuidadores, usted coloque el nombre que quiera; hasta ahora los educadores, saben que tienen el sartén por el agarradero; en casi cuarenta años han deformado el pensamiento de padres que fueron alumnos y fueron víctimas de un mal sistema. Si esos padres hubiesen tenido una buena educación, que los pusiera a reflexionar y desarrollar el sentido crítico no estuviese el sistema paralizado ni estuviese escribiendo de este tema.
Ahora interpretemos y analicemos ¿si no hacemos nada? ¿si dejamos que sigan en este juego como será el comportamiento de los que hoy son estudiantes, pero mañana serán padres? Sin tecnología tendremos la automatización de una sociedad que no se interroga sobre el presente y menos sobre el futuro de la generación que le sigue.


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