domingo, 18 de diciembre de 2016

LA GUERRA POR LOS JAMONES DE LA NAVIFERIA



Hace como un año que no abordaba un taxi; el movilizarnos en auto personal nos distancia de las conversaciones y de aquel pulso del país, más real y auténtico que las preguntas teledirigidas por las empresas encuestadoras.

Eso ocurrió un día después de la repartición apocalíptica de los jamones navideños, ofrecidos por el gobierno a $8.00, en las llamadas "naviferias" del Instituto de Mercadeo Agropecuario (IMA).

Luego, de unos minutos, el transportista me dijo que iba a recoger a otro pasajero que había solicitado el servicio. Allí, en esa intimidad confesional comenzaron a salir las molestias e interpretaciones del laberinto formado para adquirir uno de los 120 mil jamones que la administración actual compró, a un costo de casi 3 millones de dólares, para venderlos a lo largo del país. Es decir, los adquirieron con nuestros tributos para revenderlos y ganar gracia política con la gente.

Por respeto, omito todos los adjetivos que salieron de aquel pasajero (dueño de negocios) y del conductor que conocía al dedillo todos los pormenores de lo ocurrido. Lo más decente fue "gobierno de imbéciles e incapaces"; claro la pobre tortuga debió cargar con un peso extra al de su caparazón.

Semanas antes se había anunciado que venían los jamones y los jamones llegaron; los voceros dijeron que estaba todo organizado; imaginemos si hubiesen dicho lo contrario; mejor no lo hagamos, porque en esta ocasión Dios metió la mano para que no estuviésemos analizando, a un costo mayor, ¿qué se hizo mal? y de seguro, hubiesen nombrado una comisión de notables para luego decir que los pobres cerditos eran los responsables por ser los favoritos para estas fiestas navideñas.

Esa mañana del pasado miércoles fue como una pesadilla no sólo para quienes estuvieron; sino para el país entero. Como tuvimos el día de la lealtad; el del huevo; ahora debemos marcar ese miércoles como el Día de la Indignidad.

La fecha llegó; hubo gente que acampó desde la madrugada; pero los jamones no llegaban; eso más otros elementos dejaron imágenes angustiosas de personas tiradas; las que pudieron ser aplastadas; adultos mayores estiraban sus brazos para ser alzados; mujeres, con niños de meses entre sus brazos, a la espera de recibir un trato especial.

Con las críticas vino la defensa de los aduladores y todos los epítetos contra aquellas personas cuya cultura popular ha sido labrada por gobiernos populistas; por dirigentes que se aprovechan de los puestos para incrementar sus fortunas y esperan que la gente no los imiten, sobre todo cuando se carece de educación (la que ellos mismos les han negado).

He escuchado de todo y es muy probable que algunas historias sean ciertas. Personas que llevaban hasta cinco familiares para luego revenderlos a un precio mayor. Nadie quería perder parte "de su jamón".

No cabe la menor duda que hubo un responsable; la pregunta es ¿fue destituido?; ¿ha rodado alguna cabeza por esta inanición? Es demasiado esperar de quienes no conocen la palabra "renuncio" en su vocablo político.

Este acto "populista" del gobierno fue el resultado de una carente planificación; planificación que debió llevar a un censo para contabilizar los beneficiados; puede ser que no fuese necesario comprar 120 mil jamones. Las filas debieron ser organizadas tomando en cuenta a los adultos mayores; a las personas con discapacidad y haber prohibido la presencia de mujeres con niños. Eso lo hace alguien con un nivel de responsabilidad.

El gobierno pudo apelar a los líderes comunitarios, lo peligroso de esto es que estamos ante un descrédito tal que nadie cree en nadie y es probable que el censo hubiese sido usado para darle a amigos y familiares esos jamones.

Ante la ausencia de esto aparecen los "juegas vivos", tales como la diputada mediática que ofreció a su personal para "ayudar" al IMA. En un país donde la credibilidad de esta casta está bajo cero: ¿le podemos creer?

Hoy, vi y escuché al director de la policía decir que sus muchachos repartieron jamones; ¿cuál es el mensaje que hay detrás este acto?; de seguro ningún periodista se lo preguntó y no lo hacen para no incomodarlos y pensando en el regalo que de seguro les tienen reservado (esto es para otro trabajo futuro).


Cuando quienes gobiernan pongan su cena navideña espero que la Natividad de María y la llegada del Niño Dios los haga reflexionar que en muchas casas no hay ni para la rosca, la que espero no se les ocurra regalar. Mi deseo es que nadie tenga que agradecer a más nadie "si no al mismo cielo" por el pan que se llevan a la boca.

Muy agradecido por sus comentarios.
https://www.facebook.com/jorgeluis.carera.35

















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