Mujica: el viejo sabio y orgullo de la región latinoamericana

Esta mañana, escuchaba al expresidente Jose "Pepe" Mujica hablar, en +radiopanama945fm , y lo confieso tenía la piel china por cada palabra; cada oración y frase que dejaba suelta; eran letras sueltas que conformaban un discurso articulado donde nos regaló, a los panameños, profundas reflexiones sobre esta región, que como dijera el cantante Piero la fundaron a "golpes y cachetazos". 

Cuando uno lee la historia de José "Pepe" Mujica, el término "fascinante", es el concepto más cercano para describirlo. Su vida ha estado impregnada por la agitación política; se ganó centímetro a centímetro cada espacio que ha ocupado. De militante partidista, Pepe Mujica, pasó a la clandestinidad en el movimiento tupamaros y se puso la camiseta de guerrillero; en ese espacio combatió a la dictadura uruguaya y pagó, como lo hacen los verdaderos líderes, con sus huesos en la prisión y durante este tiempo fue torturado y tenía una sentencia casi de muerte sobre sus hombros.

Al llegar la democracia a Uruguay pasó por todos los escrutinios que brinda la democracia ocupando posiciones como senador y ministro; con su movimiento Frente Amplio  se coronó como el presidente No. 40 de su país. A diferencia de sus compañeros sudamericanos ( Evo, Rafael, Chávez, etc), decidió gobernar 5 años tal como la Constitución dictaba; una vez más este hombre dejaba pasos firmes de que "las palabras sólo mueven los ejemplos arrastran". Él si no jugó a ser El Gran Dictador ni a eternizarse en el poder y generar hasta relevos monásticos.

Su gobierno se caracterizó por las reformas profundas (nada imaginado antes para alguien que fue guerrillero) y la sencillez al actuar. Vestir austero, una casa modesta, donó el 90% de su salario, mantuvo su mismo carro viejo (que por cierto muchos le han querido comprar) y viajaba en segunda clase. El viejo es de esos pocos o únicos ejemplares que su discurso y su accionar no llevaban un baile dispar. "Pobres no son los que tienen poco. Son los que quieren mucho. Yo no vivo con pobreza, vivo con austeridad, con renunciamiento. Preciso poco para vivir”.

Sus lecciones dejan huellas hondas; huellas que a muchos nos alegra, entre esos a una juventud ansiosa de líderes genuinos; tan genuino es que ahora cuando, esos muchachos, escuchan su nombre corren a llenar las salas de conferencias para aprender y sonreír al verle hablar, mientras sus ojos diminutos se pierden a través del tiempo; tiempo que como un prestidigitador lo mueve extrayendo de cada momento experiencia y sabiduría.

Por todas estas razones y muchas más cuando escuché, esta mañana, miércoles 01 de noviembre, anunciar que en Radio Panamá, el amigo @leogrins (cuyo orgullo era doble por razones obvias), había entrevistado a Don Pepe Mujica, hice todo lo imaginable para escucharlo. De nuevo, el octogenario líder no me decepcionó. 

Habló de su viaje por Cuba; la cuba de la revolución; lo interesante es que sin abandonar sus pensamientos reflexiona y está tan claro, como el agua de la tinaja, que los tiempos cambian y con ello las acciones; acciones que no traicionan a un hombre; uno que vivió como un verdadero socialista cuando fue presidente sin llevar a su nación a la ruina, ni a la incertidumbre, como si lo hicieron otros; que ni fueron ni serán como él; porque su molde es de lujo e irrrepetible.

Me causó risa oírle repetir que "cuando supe que ganó +RealDonald Trump sólo pudo decir" "socorro" y luego dijo que si este señor (al referirse a Trump) cumple al menos 10% de sus promesas "debemos preocuparnos"; sin duda no sufre de realismo mágico; sino del pragmático que da la experiencia y el vivir al segundo de las manecillas del reloj. 

Habló de la necesidad de comprender que las acciones de las naciones fuertes, como Estados Unidos, están diseñadas de otra manera. De a cuánto le venden a la isla el pollo. En esa línea me vino a la mente aquella frase que dijo “ocupamos el templo con el dios Mercado, él nos organiza la economía, la política, los hábitos, la vida y hasta nos financia en cuotas de tarjeta la apariencia de felicidad”.

En lo que nos toca a los panameños recordó la desigualdad conque vivimos; una desigualdad que ofende hasta el tuétano; una deuda social que no se soluciona con subsidios, que para mí es la nueva fórmula de extender la pobreza y olvidar que todos los hombres somos iguales y tenemos los mismos derechos. 

Lo mejor vino cuando resumió las acusaciones que existen contra nosotros por ser un paraíso fiscal (ofensa que nos trajo los mal llamados @panamapapers) y con ese acento sureño le dijo a Leo y "es que ellos los que juegan con el dinero sucio buscan rincones donde lavarlo". Otro extracto de sus muchos discursos me llevó a recordar esto que dijo "la economía sucia, el narcotráfico, la estafa, el fraude y la corrupción son plagas contemporáneas cobijadas por ese antivalor, ese que sostiene que somos más felices si nos enriquecemos sea como sea”. 

Lo que nos regaló fue tan grande y tan breve a la vez; espero que haya la oportunidad de volverlo a escuchar; con 81 años es consciente que su tiempo corre; pero siento que "los genios no deben morir".

Todos los latinoamericanos debemos sentirnos orgullosos, porque esta tierra le dio su calor, el verdor de sus cordilleras y la hondura de los mares a este genio loco; a un hombre que a sus 81 años tiene el alma de un joven que construye utopías, pero en su caso algunas, por fortuna para los uruguayos, la hizo realidad. "Soy un paisano terco. No razono en términos económicos. Pero estoy peleado con la civilización en la que estoy viviendo”

Cuando terminó de hablar siempre pensamos, porque "Uruguay no puede prestarnos a Pepe Mujica para que sea nuestro presidente" y olvidemos todas las promesas rastreras; oportunistas que nos hemos tenido que calar por tantos años, porque como el dice: “La política no es un pasatiempo, no es una profesión para vivir de ella, es una pasión con el sueño de intentar construir un futuro social mejor; a los que les gusta la plata, bien lejos de la política”.