Periodismo: más allá de la celebración

 

Este 13 de noviembre para los periodistas panameños es un espacio importante para reflexionar, sin perjuicio ni ambajes; si lo actuado hasta ahora  corresponde al trabajo de contar correctamente lo que sucede, sin agregar elementos confusos y con una manipulación indigna del ejercicio mismo.

Es el momento, para pensar si hacemos lo debidamente correcto cuando escribimos; transmitimos, por cualquier medio, la información recolectada. Desde el Cantar del mio Cid, pasando por la pluma del Gran Gabo, hasta la llegada del periodismo digital; la esencia del periodismo es la misma: "las cosas se cuentan solas; sólo hay que saber" contarlas. 

Si esta es nuestra misión, la pregunta que surge es ¿dónde perdimos el norte? Lo perdimos al cruzar la línea del alterego que confude y en donde muchos se sienten investidos para señalar; juzgar y hasta condenar de acuerdo a sus propios fantasmas.

No digo: no hay buenos periodistas; de eso no me cabe la menor duda; pasa que el oscurantismo de dirigentes gremiales de todas las siglas, con la complicidad de advenedizos; de gente que al verse fracasados en sus profesiones primarias vieron, en la nuestra, el espacio oportuno para su mediocridad; de gente que sin ningún título académico llegan y son elevados a rango de estrellas y esto último es casi lo más pecaminoso: se reduce al buen periodista para resaltar todo lo malo de una profesión noble y tal vez la que más mártires tiene en el mundo entero.

En un día, como hoy, tengo sentimientos encontrados: de alegría porque hay quienes honramos este "oficio" y triste por pensar que cuando se juzga mal a uno nos meten al resto en el mismo saco

El periodismo, no me cansaré de repetirlo, es la carrera académica por excelencia: el hablar bien; el escribir con letras de oro; el sentido del análisis crítico y la honradez son simbióticos y uniformes. El periodismo es la carrera del creativo; del aquel cuyas palabras sobreviven al tiempo y del soñador que piensa diariamente que el mundo puede ser mejor; en fin, del profesional que sabe q su pluma o aparato tecnológico no tiene precio ni compromisos. Todo pasa y todo cambia; eso es lo mejor de la vida; así como lo bueno no es eterno; lo malo también tiene fecha de expiracion.

felicidades a tod@s