jueves, 2 de marzo de 2017

LA GUERRA DE LOS TOMATES EN PANAMÁ




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En medio de los días de jolgorio y fantasía vividos por los panameños, un vídeo a algunos nos hizo poner los pies en la tierra. No era para menos, cientos de tomates iban directo a una quebrada o algo parecido. Esto fue el resultado de la sobreproducción generada pese a las fuertes lluvias; la falta de un mercado de comercialización y la poca capacidad del Ministerio de Desarrollo Agropecuario (MIDA) para darle una respuesta no sólo a ellos, sino a los productores en general.
Culecos en Panamá

A lo largo de estas horas he pensado qué utilidad se le pudo dar para evitar esto; en España, al menos existe la Tomatina, una actividad preparada por el municipio Valenciano de Buñol, celebrada en los últimos días de agosto, y donde la gente se reúne a hacer una guerra de tomates; no es una opción social, pero al menos se hubiese aprovechado para no tirarlos; antes de culecos, con agua, pudo pensarse en una lluvia de este vegetal o fruta (como se conoce en algunos países). Igual, hubiera dolido, pero al menos nos quedaría la gracia que no fueron tirados.

La tomatina en España

Otra alternativa, quizás la mejor, hubiese sido regalarlos a todo aquel que gusta y cada quien inventase la salsa que deseara. Recetas y oportunidades son las que sobran.

Irónicamente, a mediados del mes de enero, en el Mercado de Abastos, el tomate llegó a costar $1.70 y por barato $1.60; tanto así que varios noticieros lo titulaban: El tomate, prohibido en la mesa de los panameños; mi pregunta es ahora ¿qué pondrán?. 


En la primera quincena de febrero fui, como de costumbre, al mercado de abastos y la realidad era otra; el tomate estaba por el piso su costo; lo aproveché, porque al fin es parte de mi menú diario; incluso, en ocasiones se aprovecha de varias maneras en nuestro hogar.

Pero, ¿qué pasó en el camino para que esto sucediera?; esta mañana, escuchaba a un productor decir que no responsabilizan al ministro del Mida; no es la persona según ellos; hay una actitud en la estructura de la institución. Algo de razón le asiste a este productor, porque desde hace décadas nuestro agro fue abandonando y dejando a la misericordia de Dios a los productores.

Es de caballeros reconocer que hace 5 décadas nuestro país era autosostenible en rubros como el arroz y no porque lo haya escuchado; me dediqué a buscar datos de nuestro pasado y las cifras no mienten; sin embargo, al pasar del tiempo hemos perdido el hectaraje de siembra de arroz y otros productos. 

La acción de los tomateros, de tierras altas (Chiriquí) no es excusable; nadie con sentido social y que comprende los niveles de pobreza en nuestro nación y otras cercanas no pueden defender esta acción. Sin embargo, fue la manera para que todos reaccionáramos y por presión de las redes sociales (que fue donde muchos nos enteramos de este tomaticidio); eso quiere decir que bien usadas las redes dan resultados positivos, el tema ocupo el interés colectivo.


tomateros regalaron productos
Datos de la Contraloría General de la República indican que sólo en la provincia de Chiriquí se produjeron 69 mil y tanto quintales de tomate, en el 2011; sin duda, hay que darle las gracias a los tomateros por no abandonar este negocio pese a no contar con el apoyo de los políticos que llegan al gobierno con promesas incumplidas; desde el 2,000, cuando la producción de tomates de mesa era de 90 mil quintales, ha alcanzado hasta el 2013 cifras por los 327.384 quintales.

Hacia la tarde de hoy, jueves 2 de marzo 2017, el gobierno alcanzó un acuerdo con los productores de tomates para adquirir los productos en 20 centavos el de segunda y 30 centavos tanto el de mesa, como el llamado perita. El acuerdo establece que igualmente podrán llevar sus cosechas a la cadena de frío de tierras altas. Cuando escuchamos esto ¿por qué tales puntos no se tomaron antes de que cientos de tomates terminaran vertidos? 

Otra alternativa es extender la llamada cadena de frío que hasta ahora es una aspiración congelada por la falta de una definición de Estado y no reconocer logros del pasado; hay que repetir el modelo de Chirú y crear más invernaderos de tomates, leguminosas y otros productos a fin de no perderlos por la falta de mercados.

Y en medio de todo esto, la pregunta del millón ¿quiénes son los importadores que causan todas estas crisis?; todos saben sus nombres, pero como si fuera algo profano, nadie los quiere decir en voz alta. De romperse este velo santo muchas cosas pueden resolverse; porque mientras los jóvenes abandonan el campo, los pocos que luchan por trabajar la tierra se sienten peleando con molinos de vientos para sobrevivir.

El pasado año la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) definió el 2016 como el año del consumo de las legumbres y la pregunta que cabe ¿cuánto hicimos para fomentar este tema y su consumo?; de seguro poco o nada. Mejor, lo dejamos allí.



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